El sábado tuve un concierto con mis ventanas.
Todo comenzó tan normal como deben de ser las noches de baile, de sonido- ¡¡y como dice!!, bueno, y como dos sonidos se instalaron cerca de mi casa, que ya casi las ventana se oían que fallecerían, pues tuve una orquesta conformada por cristales.
En fin, los mencionados Sound System tomaron por asalto dos o tres cuadras cerca de mi casa, y como los decibeles golpeaban mis vidrios pues se percibían varios ritmos derivados de ellos.
Y yo estuve ahí. Mis ventanas gozaron de lo lindo (o ¿más bien sufrieron? Tal vez,) con todo tipo de beats; hubo reggaetón, cumbia, techno-electronica, mambo, etc.
Hubo ventanas siguiendo el compas, las hubo lentas, otras que parecía que ya mero se iban a desquebrajar, otras que perdían el ritmo, hubo pausas, las hubo también con temblorina, pasaron lista con más fuerza y débiles. Por ahí se veía que la puerta quería al igual participar, pero le entraba pena por que bailaba poco y paraba.
Pero ni que hacer. Un concierto como pocos.
Hay mis ventanales. ja.
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