lunes, 9 de noviembre de 2009

Sintiendo cada segundo recorrer mi cuerpo

Estoy aquí en mi cuarto, solo, siempre solo, escuchando sonidos provenientes del disco en movimiento.

Se me antoja un cigarro, mi cuerpo lo pide, sentir el humo entrar y exhalarlo, ver como sale por los labios; es una sensación exquisita (para los que de vez en cuando nos gusta fumar) hacer eso cuando me siento así: indiferente.

Salgo a la calle a realizar la acción anterior, observo la calle frente a mi casa, volteo a los dos lados; ni un alma caminando, me gusta, nadie quien pueda interrumpir el ejercicio.

Entro a mi cuarto donde mis perturbaciones se desarrollan. Respiro, siento mi respiración desde mi estomago hasta mi pecho. Tiemblo, el cigarro altera más mi cerebro y me deprime, tal vez por eso no fumo en la escuela, pocas veces solamente pero la disimulo, la tristeza.

El silencio de mi habitación me gusta y lo percibo, es una buena tarde para leer.

Ya vendrán tiempos mejores…

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