-También comprendí que el cimiento de su pesimismo no era ofensa del mundo, si no de él mismo… siempre era él mismo el primero contra quien dirigía sus flechas, era él mismo a quien odiaba y negaba.
-Hay que estar orgullosos del dolor; todo dolor es un recuerdo de nuestra condición elevada.
-Ilusiones patológicas de un pobre melancólico solitario.
-El que haya sentido los demás días, los malos, los de los ataques de gota… esos días espantosos del vacio interno y de la desesperanza… el que haya vivido esos días infernales, ese debe de estar muy contento con estos días comunes y mediocres como el de ahora.
-Era de lamentar lo del momento, lo de hoy, todas estas horas y días que yo iba malgastando, que en mi soledad iba sufriendo, que ya no venían con dones placenteros ni conmociones profundas.
-En medio de los días de tristeza veía claramente mi vida durante algunos minutos.
-No puedo entender que tipo de placer y de alegría buscan los hombres en los cafés llenos de gente escuchando música molesta y pesada. Y lo que, a la inversa, me ocurre a mi en las extrañas horas de placer, lo que para mí significa deleite, suceso, sublimación y embriaguez, eso lo desconoce, no lo ama, ni lo busca el mundo… en la vida es considerado una locura.
-Soledad era independencia… era fría, es verdad, pero también apacible, sorprendentemente apacible y grande, como el sereno espacio frio en el que las estrellas se mueren.
-Pero había algo que no había aprendido: a estar conforme con él mismo y de su vida.
-Como todos los hombres piensan que los sufrimientos que les tocaron son los más grandes del mundo.
-Cuando era joven, pobre y costándole trabajo ganarse el pan, optaba por pasar hambre y caminar con la ropa desgarrada, si así salvaba un poco su independencia.
-Se percató que se encontraba SOLO, que el mundo lo dejaba de una manera amarga.
-Tengo gran curiosidad por ver cuanto es realmente capaz de soportar un hombre. En cuanto llegue al límite de lo soportable, sólo habrá que abrir la puerta y ya se encontrará afuera.
-Tiempo después, con el correr de los años, años amargos y difíciles, después de que en inexorable soledad y penosa disciplina me fabriqué una nueva vida espiritual y un nuevo ideal.
-Me encontraba al límite de los grupos sociales, solitario, sin ser amado, mirando a muchos con desconfianza.
-Aquí me encontraba yo frente a la simple elección entre un pequeño dolor temporal.
-La vida tenía un sabor horriblemente amargo, me despreciaba y me arrojaba fuera.
-Me preguntó desde cuando… mentí… encontraba la escena bastante ridícula, pero saboreé la migaja de entusiasmo, el sorbo de afecto, el bocado de reconocimiento.
-Me revolcaba como un cerdo en la alegría de un poco de afecto, consideración y amabilidad.
-La mirada era lo más triste que irónica, era indescifrable y amargamente triste; su contenido era una desilusión silenciosa.
-El vacio de mi infierno me ahogaba dando vueltas.
-Hay días en los que uno está lleno de ardiente y llamante deseo de vivir.
-Pero vivir es mucho, bastante más difícil. ¡Dios sabe que lo es!
-Al hacer ademan de pararse, mi ánimo se deprimió bastante, tuve miedo de que se fuera y encontrarme solo, todo volvería a ser como antes había sido.
-Únicamente pensaba en ella, esperaba todo de ella, estaba dispuesto a sacrificar todo y ponérselo a sus pies. No necesitaba más que imaginarme que rompería nuestra cita, o que se le olvidara, era cuando veía con toda claridad lo que pasaba por mí, el mundo se quedaría de nuevo vacio, otra vez sería un día gris y sin valor como cualquier otro.
-Ella era la minúscula ventana, el pequeño agujerito brillante en mi sombría cueva de angustia. Era la solución, el camino a la liberación.
-Jamás en toda mi vida he esperado con tanta impaciencia la llegada de una noche.
-De todo lo que ella me gustaba y me fascinaba, lo más encantador y especial era…
-…Pero los pájaros como tú son personas raras y caen fácilmente en un hechizo que les impide ver y leer en los ojos de los demás, y ya no les importa nada.
-Y yo miraba en ella, en sus ojos flotaba una tranquila y fría melancolía de hielo, estos ojos parecían ya haber sufrido todo el dolor imaginable y haber dicho amén a todo.
-Pero si para divertirte necesitas aprobación de los demás, entonces eres un pobre diablo.
-Taciturno, tomé mi té (chela jejeje) y miré fijamente a la multitud pseudo elegante.
-El ridículo lo enfrenta todo hombre que se acerca a una joven. Esa es la entrada. Arriesga, Harry, y en el peor de los casos permite que ella se ría de ti.
-No tengo mucho que enseñarte: tú sabes bastante más que yo.
-¿Cómo puedes desesperarte? ¿Cómo puedes sufrir con el mundo?
-Pero ahora debes aprender a amar prosaica y humanamente.
-Pero constantemente se acumulaban sobre mí en una misma oleada la dicha y el sufrimiento.
-Es bella como un día de sol en una primavera lluviosa. Pero me percato que esto no puede durar.
-Fascinados nos miramos, me miró a mí, una pobre alma pequeña.
…
…
Y como un chingo que me faltaron y quedaron fuera.