viernes, 23 de marzo de 2012

¿?

Yo no sé si es el punk, el rock, las revistas, los libros; los güeyes que escriben bien chingón,  los que me han enseñando respeto (aunque no propiamente enseñando y como tal) hacía la vida, pero específicamente hacia las mujeres.

Cuando las chicas dicen que todos los hombres somos iguales, siempre indudablemente llega a mí la palabra PUNK. Hablo de ese respeto que tengo que darle a mi pareja, a mi esposa o a mi novia. El de darle el respeto que se merece y tratarla como el ser humano que es.

Ayudar en la casa, lavar la ropa, la responsabilidad de protegerse en el sexo, la infidelidad (que ese tema es bastante amplio y muy tentador y más si son las chicas quienes quieren que les hagas cosas sexuales y además de bastante potables como para dudar en sí ayudarlas con sus problemas sexuales o no, en pocas palabras; que quieran que te las folles aunque tú tengas pareja).
Ese trato de que es libre, que ella no tiene dueño y que por ser mujer no necesariamente debe de hacer todas las labores de ama de casa, esclava sexual y chingarse porque como ya se casó es por lo que tiene que pasar. No sé si me explique. Eso que pasa con muchas chicas que cuando se casan, ya los güeyes les vale verga y les cargan todo el trabajo de la casa, de los hijos (además de si trabajan) y las explotan.

No sé, se me hace mal eso que pasa en la ¿cultura? Mexicana con los hombres cuando ya están casados: que ya no ayudan, ya no levantan ni un plato, o ya no se preocupan por su pareja. No sé, creo que dar para el gasto o aportar el dinero no justifica sobrecargar a las mujeres de trabajo.

A lo mejor soy un chamaco imberbe, que no sabe de la vida, que no tiene experiencia, que no me he casado – como dicen mis amigos- o un completo ingenuo, imbécil. Pero  pues yo creo que cuando uno se casa no tiene que ser igual a la misma mielda de masa que es la población mexicana.

No sé, siempre me imagino el grado de  responsabilidad que uno se echa cuando ya se está comprometido y que se da  hacía la otra persona. De aceptar ese compromiso. De lo que realmente significan esas palabras.

A lo mejor soy un pendejo por creer esas cosas, pero pues no quiero ser igual a todos esos hombres  que les vale madre su vieja. Y por eso no sé si fue el punk, el rock, las revistas, los libros; los güeyes que escriben bien chingón,  los que me han enseñaron  eso: a tratar de darles el respeto que  se merecen.





1 comentario:

Alexander Strauffon dijo...

En esa cultura tradicional mexicana que mencionas, se orientan a la apatía, en efecto. A olvidarse de las consecuencias, a hacer a un lado el tener consideración a ese otro que vive con ellos.

Por ello es que el destino de la mayoria de las parejas es separarse.