Siempre he querido escribir la mejor historia de amor. Esa que va más o menos así:
No se conocían y jamás se habían visto a la cara. Ella iba a la universidad donde estudiaba publicidad, tenía 22 años y no tenía novio en ese tiempo. Él por su parte era un año mayor que ella, estudiaba letras y acababa de salir de una relación no tan buena.
Una vez hubo una venta de libros en la plaza de la ciudad. Andaban buscando un poco de lectura; Ella, llevaba encima algo floreado, como color café, unos jeans azules y sus respectivos tenis. Él, calzado deportivo, pantalones de mezclilla azul y camisa manga corta a cuadros color gris.
Hurgaban y levantaban entre los libros. Ella buscaba algo que le sirviera en su carrera, Él, solamente perdía el tiempo, a la espera de encontrar algo bueno para leer.
Venían por lados opuestos. Por un momento sus miradas se cruzaron. No se dijeron nada sólo una sonrisa se lanzaron. Caminaron de frente y avanzaron, cada vez más cerca. Todo esto en cuestión de segundos.
Entonces...
Por un momento fueron uno y ahí se detuvo la escena, después se reanudó y continuaron su camino.
Eran el uno para el otro, el amor de su vida; con el que envejecerían.
El destino lo sabía pero no quiso juntarlos.
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