La historia de un suicidio…
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levanta a las 9:30 de la mañana. Abre los ojos y piensa qué va a hacer en el
transcurso del día. No tiene trabajo, novia o responsabilidad alguna, más que
con su propia persona. Posee unos cuantos
billetes en la cartera. No mucho pero
puede sobrevivir un poco más.
Se levanta y va al baño. A
tirar los líquidos de la noche anterior. Le jala a la palanca y se lava las manos. Va a la cocina y prepara una taza
de café con tres cucharadas de azúcar, a veces piensa que necesita echarle
más pero así está bien. Bebe el café pensando
en su vida. En lo que sigue con él.
Son las nueve cuarenta y cinco. Han pasado 45 minutos
desde que se despertó hasta que bebe el café.
Enciende la tele y observa
qué están pasando. De la televisión salen cosas como programas matutinos de chismes, caricaturas,
noticias y uno que otro documental. Se queda con las caricaturas. Recuerda que
ya va a comenzar dragon ball Z y se queda viendo la tele esperando a que
inicie. Por momentos le cambia de canal, sin otra cosa que hacer.
-insecto- dicen en la
pantalla. – no hay nada que hacer, su poder está más allá de lo imaginable,
estamos perdidos- entre otras frases más. Piensa que los que viven con goku
nunca le tienen confianza porque siempre le dicen que no hay salida (bueno, a
veces). Pero sabemos que eso no es cierto porque goku es cabrón. -Ahora que ya te convertiste
en súper sayayin párteles su madre-. Escupe a la pantalla.
Ya acabaron los madrazos. Han
pasado dos horas y apaga la televisión. Lo que sigue no le gusta, así que no hay otra cosa que hacer. Tiene mucho tiempo libre y piensa en lo que va
a hacer con su vida. Así han sido los últimos tres meses.
Ese lazo no le gusta. Nunca
lo ha convencido.
…que nunca se llevó ni se llevará a cabo.
*Texto escrito allá por el 2014.