Siempre corriendo. Todo el
tiempo estresado, con ansiedad. Viviendo rápido. Siempre con muchas cosas
pendientes, con mucho trabajo. ¡Ahh!, siento algo aquí en el pecho; es la
ansiedad. Me va a dar un ataque de pánico. Cumple, entrega, firma, no se te
olvide esto, aquello. Te hace falta leer ese libro, ver tal serie, escuchar ese
programa. No hay tiempo. Eres un hombre ocupado. Como el conejo de Alicia en el
país de las maravillas; siempre detrás de algo, viendo el reloj. Nunca nos
alcanza el tiempo. Tenemos que hacer muchas cosas y las 24 horas nos son
insuficientes.
¡No vale la pena estar así
de paranoico!, no es sano. Siempre habrá problemas, siempre existirán las
ordenes; las indicaciones. Y sin embargo, el tiempo nunca es suficiente. Nunca
lo será.
Alto. Detente un rato. Para.
Visualiza cómo vives y por qué vives tan aprisa. Toma un respiro.
Inhala-exhala. ¡Ahh!
Siempre a la espera de
algo, con prisa. Siempre checando el celular, el whats. Tenemos mensajes,
llamadas; rápido, rápido, checa, contesta. No hay tiempo. Tengo que contestar
lo más pronto posible. Reviso mi celular: ¡Ahh!, no tengo ningún mensaje, ¿Por
qué? , ¿Habrá señal?, ¿estará fallando la red? Mmm… Me estoy perdiendo de algo
maravilloso y único si no reviso mis whats.
Terminen pronto, apréndanselo
rápido, ¿ya lo entendieron?, ¿Cómo?, ¿aún no? tienen que saberlo en esta sesión,
no hay más (aunque siempre habrá más). ¡Pronto, pronto!
Camina despacio. Ellos no
irán a ningún lado, no corras. No pasa nada.
Deja de esperar algo. Y disfruta
tu vida.